Exposición

En el capítulo correspondiente a la medición de luz aprendimos que la exposición correcta es aquella que consigue un equilibro adecuado entre luces y sombras sin llegar a perder detalle en ningún extremo del rango. Sin embargo, cuando hablamos de lenguaje visual y composición la respuesta se complica porque entra en juego la intención.

Entre otras razones, una exposición técnicamente correcta no siempre supone la mejor opción expresiva. Muchas veces resulta más efectivo variar ésta. Normalmente subexpondremos, aunque también podemos sobreexponer para llamar la atención sobre el elemento deseado.

El ojo tiende a buscar las zonas correctamente expuestas. Por eso la mirada va hacia el punto iluminado. Este recorrido provoca un mayor interés en las fotografías que tienen zonas de sombra intensa. El efecto se consigue midiendo la luz en la zona iluminada. Es decir, si tenemos en cuenta el conjunto del encuadre, subexponiendo ligeramente.

Medir a las luces suele ocasionar la aparición de grandes zonas en sombra profunda. Por eso, para que la fotografía resulte atractiva, estas zonas oscuras deberán organizarse dentro del encuadre del modo adecuado para que no se vea una mancha negra sin más.

Si, por el contrario, decidimos medir a las sombras, es decir, sobreexponer ligeramente o incluir luces intensas y frontales en el encuadre, puede aparecer un velo.

Este velo supone una opción estética. De hecho, existe una tendencia a incluirlo en los retratos. Pero, dependiendo de como se utilice, puede llegar a parecer un fallo, por eso conviene prestar atención a su efecto en la imagen final.