Mirada propia y estilo

Finalizamos con esta entrega el bloque de lenguaje fotográfico dentro del Curso de Fotografía Online que te ofrecemos todas las semanas en el blog de Foto F. Como ya sabrás, el lenguaje y la composición suponen uno de los aspectos más importantes a tener en cuenta durante la toma fotográfica.

Sin embargo, cuando se han aprendido teorías y técnicas llega el momento de olvidar todo. Salir a la calle con la cámara a cuestas para observar lo que nos rodea con mirada propia; la mirada inocente de la infancia, de quien todo lo ve por primera vez. Pero con la sabiduría que proporciona haber visto millones de imágenes. Esa mirada propia y diferente que nos ayude a desarrollar un estilo propio y único.

Habrá quien piense que sólo quiere registrar la realidad y que, por tanto, no necesita desarrollar este estilo. Pero, como hemos visto, la fotografía es subjetiva desde el mismo momento en que se escoge una parte de la realidad y se descarta otra.

Por eso y la complejidad que puede llegar a tener una toma, hoy día nadie duda de que el factor creativo resulta inherente a la captura fotográfica, a pesar de que en sus inicios se discutiera esta faceta. Otros, por el contrario, intentarán adquirir ese estilo desde la primera fotografía. Para ello tratarán de imitar fotógrafos admirados sin darse cuenta que de este modo imitarán el estilo de su ídolo pero no adquirirán uno propio.

Estilo

Dice José Manuel Navia que “El estilo es el zumo del trabajo”, es decir, la esencia, lo que trasciende. No resulta fácil adquirir esta huella que se logra con tiempo y trabajo.

Hay quien defiende que no hace falta desarrollar ningún estilo propio porque cada persona es diferente a la otra. Por tanto, la propia mirada ya diferenciará nuestro trabajo de otro. Sin embargo, esta diferencia, aunque no surja de la voluntad de diferenciarse ya está marcando un estilo propio. Por eso Ernst Haas decía que “El estilo es la prolongación de tu personalidad”.

También puede suceder que, cuando más nos acercamos a esta visión personal, más nos alejamos de los cánones, de las corrientes mayoritarias o de los gustos populares. Por eso, será frecuente que nuestro trabajo no guste a todos. Eso no significa necesariamente que hayamos equivocado el camino. Resulta imposible gustar a todo el mundo. Tampoco hay que pretenderlo, pero sí necesitaremos coger confianza con nuestro propio trabajo para lograr expresar las ideas propias.

Una manera de lograr referentes consiste en observar de manera crítica los trabajos de nuestros predecesores tratando de analizar qué nos gusta de ellos y qué no. Se podrá ver, no sólo que cada uno elige temas diferentes sino el enfoque distinto que cada uno aplica a esos temas.

Con la experiencia adquiriremos un repertorio de situaciones habituales con sus respectivas soluciones basadas, tanto en nuestras propias fotografías anteriores, como en otros trabajos que hemos visto y nos han impactado. Es decir, con la experiencia aprenderemos qué funciona y qué no en cada caso que nos encontremos y podremos resolverlo con rapidez.

Sin duda, el conocimiento de la cámara y las técnicas de composición que hemos explicado aquí resultan fundamentales. Pero tanto, o más, la capacidad de alerta constante y observación para poder captar la imagen deseada de las que depende en gran medida nuestro estado de ánimo, disposición y concentración.