Reglas de composición en la fotografía

Reglas de composición en la fotografía
18 de noviembre de 2021 Comentarios desactivados en Reglas de composición en la fotografía Escuela on line escribeafer

En el capítulo anterior de nuestro curso de fotografía establecimos las bases teóricas sobre las que se apoya la composición fotográfica basada en la geometría del rectángulo. Muy probablemente, mientras leías toda esa explicación teórica te preguntaras qué tiene que ver todo esto con la fotografía. En esta entrega vamos a desvelarte el misterio explicándote las principales reglas de composición que afectan a la fotografía.

En primer lugar, está claro que cuando salimos a hacer fotos no llevamos –ni debemos hacerlo– una regla y una calculadora para situar a nuestros sujetos en el lugar adecuado.

Por otra parte, la teoría que explicaremos a continuación, a pesar de su demostrada eficacia y sus múltiples defensores, también cuenta con varios detractores que aseguran que, ni funciona tan bien como se dice ni, en caso de que así fuera, deba utilizarse en todas las fotografías.

División del encuadre

Dejando a un lado a los críticos, la manera lógica de enfrentarse a la composición aplicando estas teorías, consiste en familiarizarse con la división del encuadre y entrenar la vista para colocar los elementos de manera armónica en los lugares de la imagen donde la vista del espectador va a fijarse de manera predilecta.

División del rectángulo basada en la región áurea. © FG

Para componer una imagen según la teoría basada en la región áurea, tomaremos el rectángulo de la fotografía y lo dividimos a su vez en otros rectángulos proporcionales. Obtenemos una rejilla que nos da los puntos de mayor fuerza dentro del encuadre. En ellos colocaremos los elementos más importantes de nuestra imagen. A partir de ahí, situaremos el resto de elementos secundarios.

Otra manera muy popular y exitosa de dividir el rectángulo del encuadre consiste en trazar dos líneas horizontales y dos verticales para dividir el visor en nueve partes iguales. Esta manera de encuadrar se conoce como la regla de los tercios. Aunque la división difiere ligeramente de la áurea, se utiliza de la misma manera con resultados muy similares.
La decisión sobre utilizar alguna de ellas o cualquier otra división geométrica del rectángulo corresponde al fotógrafo en el momento de tomar la fotografía en función de los elementos que encuentre y el resultado que quiera conseguir.

Composición basada en la regla de los triángulos. © FG

En cualquier caso y, a pesar de que la intuición a veces nos lleva a colocar el sujeto principal en el centro del encuadre, conviene evitarlo para lograr dinamismo. En caso de que se busque destacar la simetría, se exagerará la búsqueda del centro y se acompañará con otros elementos que refuercen esa simetría.

La regla del horizonte

Las mismas reglas –áurea o tercios– que se aplican para situar los objetos dentro de la escena resultan especialmente útiles para los horizontes. Conviene desplazarlos hacia el tercio inferior o superior según queramos dar importancia al cielo o al suelo. Si lo situáramos en el centro pretendiendo otorgar importancia a todo, se obtiene el resultado contrario al deseado: todo pierde importancia.

División del rectángulo basada en la regla del horizonte y de los tercios. © FG

A las reglas mencionadas se podrían añadir otras como las diagonales o los triángulos. Todas ellas tienen el mismo fin: crear divisiones geométricas en el encuadre que creen tensión dinámica en la imagen.

Simetría

El hecho de buscar el movimiento alejando los sujetos del centro no significa que debamos huir de las composiciones simétricas. De hecho, con frecuencia estas composiciones también confieren movimiento en la fotografía y contribuyen a crear imágenes atractivas. Se trata de utilizar la intuición para tratar de averiguar qué regla es la más apropiada para cada imagen.

Composición basada en la simetría. © FG

No obstante, si observamos composiciones geométricas exitosas, comprobaremos que rara vez lo son en ambos ejes. De hecho, el dinamismo se produce al romper el equilibrio logrado en uno de los ejes con el desplazamiento del centro del otro eje. Podríamos resumir esta idea en una frase: crea equilibrio y rómpelo.

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