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En el capítulo anterior de nuestra serie sobre iluminación hablamos de la luz natural, pero ¿Qué pasa cuando llega la noche? ¿Debemos dejar de hacer fotos? La noche cambia incluso los escenarios más conocidos, lo que ofrece la oportunidad de conseguir fotografías nuevas. Con luz débil se pueden tomar fotografías espectaculares: interiores poco iluminados o escenas callejeras.
Para poder captar ese ambiente hay que olvidar la idea de que las únicas imágenes aceptables son las fuerte y uniformemente iluminadas y aprender a disfrutar de la ausencia de luz y componer con ella.
Ante la falta de luz, muchas personas tienen la tentación de añadir iluminación extra con el flash incorporado. Esta decisión no resulta conveniente. Casi siempre lo atractivo de ese tipo de escenas se encuentra en el ambiente creado por la iluminación existente. Si añadimos más luz arruinaríamos la atmósfera existente.
El interior de las casas, bares o escenas callejeras por la noche suelen ofrecer una iluminación con poca intensidad y mucho contraste. En esas situaciones, exponer correctamente supone un problema para no quemar las zonas más iluminadas y obtener detalle en las sombras. A menudo la escena incluye grandes zonas muy oscuras y pocas zonas muy iluminadas.
Hay que analizar bien el conjunto para interpretar correctamente la medición del fotómetro de la cámara y compensar la exposición si hace falta. Recuerda que cuanto más expongas para aumentar el detalle en las sombras, más se quemarán las luces, por lo que debes buscar el punto en que el sujeto principal se vea iluminado con la mayor uniformidad posible.
Para captar este ambiente podemos elegir entre dos opciones: subir el ISO y abrir diafragma o utilizar un trípode. Adoptar una u otra dependerá de la escena concreta y de los resultados que busquemos pero, sobre todo, de la existencia de personas en el encuadre.
Si hay personas y queremos que salgan nítidas, en su ambiente, no quedará más remedio que aprovechar las posibilidades de nuestro equipo aumentando el ISO y abriendo diafragma. Si, por el contrario, se trata de una escena desierta y tenemos tiempo y ganas de montar un trípode, podemos aumentar el tiempo de exposición y reducir el ISO para conseguir mayor nitidez.
Esta técnica también resulta interesante cuando queremos que aparezcan personas, pero sin protagonismo o irreconocibles, pues con la exposición larga se verá la estela de su movimiento y no sus rasgos.
En todos los casos habrá que tener en cuenta el ajuste de blancos pues con luz débil las fuentes suelen ser fluorescentes, neones o tungstenos, lo que afectará a los colores de nuestra fotografía.
Los tonos ambar producidos por las bombillas incandescentes suelen agradar, pero hay que tener en cuenta que no son reales sino el efecto de la temperatura de color. En ocasiones puede suceder que tengamos dos fuentes diferentes con temperaturas de color distintas. Aunque se podría intentar corregir este efecto con filtros o tratamiento posterior por zonas, lo cierto es que el resultado puede ser tan impresionante que prefiramos dejarlo tal y como sale.