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Casi todos los consejos que hemos explicado para la fotografía de larga exposición servirán para fotografiar estrellas, pero hay que tener en cuenta algunas consideraciones importantes que diferencian ambas técnicas.
Para empezar resulta imprescindible elegir previamente el día y el lugar. Podemos encontrar la ubicación ayudándonos de un mapa de contaminación lumínica. Si es posible, intenta visitar previamente el lugar a fotografiar. Descubrir un sitio nuevo de noche, además de difícil, puede resultar peligroso.
Escogeremos un día de luna nueva y cielo despejado para que el cielo esté más oscuro y las nubes no tapen las estrellas. Alguna nube aislada, sin embargo, puede aportar belleza a la imagen. La humedad ambiente y la niebla tampoco favorecerán la toma.
Antes de empezar a disparar, debemos decidir si queremos que las estrellas aparezcan fijas, como puntos, o en movimiento, dejando una estela. Esta decisión determinará los parámetros a fijar en la cámara.
En cualquiera de los dos casos, buscar un elemento principal para fijar la atención del espectador mejorará los resultados. Es decir, no te concentres sólo en el cielo y busca un árbol, edificio abandonado o carretera que se recorte sobre el cielo para aumentar el interés de la fotografía.
Si quieres que las estrellas aparezcan como puntos fijos, tendrás que calcular el tiempo máximo de exposición para que el movimiento de la tierra no afecte a la manera en que éstas se fijan en tu cámara.
Este tiempo depende de varios factores como la latitud en que te encuentras, la focal que utilizas o el tamaño del sensor.
Si eres poco amigo de las cuentas, antes de que sigas leyendo te adelantamos que estos tiempos, por regla general, oscilan entre los quince y treinta segundos. Insistimos, no obstante, que se trata de un tiempo orientativo y que el tiempo real deberás obtenerlo calculando las variables mencionadas.
Otra cuenta rápida y aproximada consiste en dividir quinientos entre la distancia focal en el caso de que utilices una cámara con sensor de 35 mm. El resultado obtenido equivaldrá al tiempo máximo que se puede exponer. Si usas una cámara con otro tamaño de sensor deberás multiplicar previamente la distancia focal por el factor de recorte; es decir, 1,5 si usas una APS-C o 2 si usas una micro cuatro tercios.
Tomemos como ejemplo la foto sobre estas líneas tomada con una Canon EOS 1Dx Mark III y con un objetivo de 11mm. Siguiendo esta norma, si dividimos quinientos entre once, obtenemos cuarenta y cinco segundos. Esta foto se expuso durante treinta segundos y ampliándola se aprecia un ligerísimo movimiento de estrellas por lo que insistimos en que esta cuenta sólo sirve de orientación.
Más exacta, aunque también más compleja, resulta la siguiente tabla. Tiene en cuenta, además, la declinación del sol. Este factor depende de la latitud donde nos encontremos y de la época del año. Para conocer la declinación precisa podemos consultar páginas Web especializadas en astronomía.
Una vez que conocemos el tiempo máximo durante el que podemos exponer, no tenemos mucho margen de decisión para los otros dos factores. Aunque podríamos cerrar diafragma y así reducir viñeteo, conviene abrirlo al máximo para no tener que subir el ISO que de por si será elevado para poder exponer dentro de los límites establecidos según lo hablado previamente.
Si somos muy aficionados a la astronomía también podemos utilizar una montura ecuatorial para el seguimiento de las estrellas. Estos accesorios permiten realizar largas exposiciones sin que las estrellas aparezcan como líneas, ya que siguen su movimiento y compensan la rotación de la tierra.
Algunos modelos de cámara, dotadas con GPS y estabilizador en el cuerpo, utilizan el movimiento del sensor y la posibilidad de ubicar la toma para seguir el desplazamiento estelar. En estos casos, no obstante, no se compensa el movimiento de la tierra y sin en nuestra fotografía aparecen cielo y tierra, ésta saldrá movida.
Captar el movimiento de las estrellas –de la tierra, para ser más exactos– también puede dar lugar a fotografías interesantes. Si, además, apuntamos a la estrella polar, obtendremos lo que se conoce como «circumpolares».
Para lograrlo basta con seguir las técnicas mencionadas para las largas exposiciones nocturnas. No obstante, podemos observar algunas diferencias.
La técnica tradicional, heredada de la fotografía analógica, consiste en exponer tanto tiempo como necesitemos para dibujar un círculo alrededor de la estrella polar. Sin embargo, los tiempos de exposición prolongados calientan en exceso el sensor y aparecen puntos de colores y mucho ruido. Además, si hay cerca contaminación lumínica, se acumulará pudiendo llegar a sobreexponer la fotografía.
Para evitarlo se pueden realizar varias tomas consecutivas y luego apilarlas en post producción. Puedes usar Photoshop –fusionando capas en modo «aclarar» o con algún otro programa específico como, por ejemplo Star Trails
Algunas cámaras disponen de un modo de exposición en vivo que acumula las luces sin quemar las que ya han sido expuestas, lo que permitiría aumentar los tiempos de exposición.
Para realizar la secuencia, conviene utilizar un intervalómetro en el que programaremos los disparos deseados – cientos, cuantos más hagamos más largas serán las líneas– con la exposición correcta de cada foto. El intervalo entre disparos debe acortarse al máximo para que al montar las fotos no aparezcan espacios vacíos entre las trazas.
Realizar la circumpolar con este método tiene la ventaja añadida de que las fotos resultantes pueden utilizarse, además, para montar un vídeo Time Lapse en el que se podrá apreciar el movimiento de la bóveda celeste.
En este caso no hace falta abrir el diafragma al máximo ni subir mucho el ISO, pues podemos programar tiempos de exposición más largos.
Ten en cuenta que tomarás cientos de fotografías por lo que si guardas los archivos en RAW, ocuparás un espacio innecesario y al realizar el montaje requerirás muchos recursos informáticos. Por eso, bastará con guardar en JPG.
El tiempo total de toma puede llevar varias horas, así que, al equipo habitual añade paciencia, una segunda cámara, un buen libro, compañía amena o… ¡todo lo anterior!
La Vía Láctea lleva atrayendo las miradas de la humanidad desde sus orígenes, normal que también queramos fotografiarla. La técnica no difiere mucho de lo comentado previamente, pero para lograr los mejores resultados hay que tener en cuenta algunos aspectos:
Las constelaciones de Sagitario y Escorpio –las más luminosas y destacadas– sólo se ven en el hemisferio norte entre los meses de febrero y octubre y con mayor intensidad de mayo a principios de agosto. Convendrá, además, que no haya luna.
Dependiendo de la época del año varía la hora de paso hacia el norte de La Vía Láctea. En primavera habrá que esperar hasta que avance la noche, mientras que en verano aparece antes. Aplicaciones como Photo Pills, Photographer’s Ephemeris o Sun Surveyoy, entre otras pueden ayudar a calcular la posición de La Vía Láctea en un lugar, fecha y hora concretos.
La Vía Láctea siempre aparece por el sur, pero además, debes buscar un lugar sin contaminación lumínica para lograr los mejores resultados.
Habrá que seguir los mismos pasos comentados para capturar las estrellas como puntos, es decir, tiempos de exposición inferiores a treinta segundos –con las variables antes mencionadas–.
Aunque en cámara se pueden lograr muy buenos resultados, si quieres una foto espectacular necesitarás potenciar las estrellas mediante el procesado del archivo RAW. Editar por zonas, aumentar el contraste y la claridad, borrar neblina o intensificar el color del cielo, entre otras opciones, mejorará los resultados de tu toma.