Óptica fotográfica

Seguro que has oído decir que existen diferentes tipos de objetivos. De hecho, ya hablamos de ello para referirnos a su influencia en la profundidad de campo. Iniciamos con este capítulo una serie de artículos en los que desgranaremos todos los pormenores de la óptica fotográfica.

Como ya te explicamos cuando hablamos de los diferentes tipos de cámara, mientras que las compactas utilizan ópticas fijas, en las cámaras de sistema –réflex o CSC– podemos intercambiar los objetivos. Para ello, en el mercado existe una amplia gama que se adapta a casi cualquier necesidad, aunque los de calidad suelen exceder los presupuestos ajustados. Por eso, decimos que no existe el objetivo perfecto; si es bueno, pesa y cuesta mucho mientras que si es barato y ligero la imagen resultante se resiente.

Así, a la hora de encontrar un objetivo debemos buscar el que brinde el mejor equilibro entre calidad, tamaño y precio. Sin olvidar lo más importante: que se adapte a nuestras necesidades personales.

Construcción de un objetivo

Un objetivo se compone básicamente de tres elementos: un conjunto de lentes, un mecanismo de enfoque y un iris que regula la entrada de luz –diafragma–.

Una lente es una pieza transparente –vidrio, cristal de fluorita o plástico de alta calidad–, con una o más superficies curvadas, que altera la convergencia de los rayos de luz que la atraviesan. Según esta curvatura se clasifican en convergentes o divergentes.

El conjunto de lentes, organizadas entre si en grupos, transmite y desvía la trayectoria de la luz –según sean convergentes o divergentes– para proyectar una imagen sobre el sensor. Sus características van a determinar el aspecto de las fotografías en lo referente al ángulo de visión y la nitidez. Cada grupo de lentes cumple una determinada función: ampliación, enfoque, corrección de aberraciones…

El número de lentes y su distribución dentro del objetivo depende de la longitud focal, apertura máxima o si se trata de un zum –distancia focal variable– o de un objetivo fijo.

El término «lente» se refiere, como decimos, a una pieza que forma parte de un objetivo. En inglés el término «lens» significa «objetivo». Con más frecuencia de la que nos gustaría leemos malas traducciones que utilizan la palabra «lente» para referirse al objetivo.

Mecanismo de enfoque

El mecanismo de enfoque se encarga de desplazar las lentes hasta conseguir que la proyección de la imagen sobre el sensor resulte nítida. Esta tarea se puede realizar de forma automática –mediante uno o varios motores que mueven las lentes– o manual –el usuario gira el anillo de enfoque hasta conseguir la nitidez.–

Si bien la mayoría de objetivos actuales disponen de motor de enfoque, no dejan de aparecer en el mercado objetivos de enfoque manual.

Diafragma

El diafragma está formado por varias palas –normalmente entre siete y nueve– que se cierran y abren a voluntad del fotógrafo para elegir la cantidad de luz que llega al sensor.

La forma geométrica que produce el diafragma al cerrarse condiciona la forma del desenfoque. Esto se conoce con el término japonés bokeh.

Como ya explicamos, la apertura se mide en números f. El valor máximo de apertura que permite un objetivo se utiliza como uno de los criterios a tener en cuenta para elegir. Por regla general, mejor cuanto más luminoso –número f más pequeño–, aunque también más caro.

Algunos objetivos zum tienen valores de apertura máxima variable. Esto es, el valor de apertura máxima varía en función de la posición de zum elegida. Por ejemplo, los objetivos zum estándar que suelen incluir los kit básicos con distancias focales entre 18 y 55 mm, pueden abrir hasta f/3,5 cuando se utiliza el 18 mm y hasta f/5,6 cuando cerramos el ángulo de visión hasta la posición más larga.

En próximos capítulos seguiremos explicándote conceptos relacionados con la óptica fotográfica, tales como longitud focal, ángulo de visión o factor de ampliación.