Luminosidad

Entendemos por luminosidad la capacidad de un objetivo para captar la luz y viene determinada por la apertura máxima de su diafragma.

Este valor forma parte, habitualmente, de la denominación del objetivo y suele figurar justo después de su rango focal, bien con la letra «f» o bien con «1:». Por ejemplo, Tamron SP 70-200 mm f/2.8 Di VC USD G2 u Olympus M.Zuiko Digital 17 mm 1:1.2 Pro.

Algunos objetivos zum –rango focal variable– pueden ofrecer un valor máximo de apertura distinto para cada distancia focal. Esto resulta muy habitual en los objetivos de kit, con rangos focales entre 18 y 55 mm y valores máximos de apertura de f/3.5-5.6. Esto significa que cuando utilicemos la focal más corta –18 mm– el diafragma podrá abrir hasta f/3.5 mientras que al utilizar la distancia focal de 55 mm, el diafragma nada más abrirá hasta f/5.6.

Con frecuencia, quienes se inician en la fotografía y adquieren una cámara básica con el kit piensan que esta apertura máxima variable es lo normal. No obstante, existe una amplia oferta de objetivos zum que tienen un valor de luminosidad máxima fijo.

Los objetivos zum con luminosidad máxima constante a lo largo de todo el recorrido focal suelen encontrarse en las gamas media y alta de los diferentes catálogos. Su importante ventaja radica en que evitaremos sustos de exposición al variar la distancia focal.

Los zum de apertura máxima constante a f/4 suponen una buena alternativa de relación calidad/precio y, desde nuestro punto de vista, preferibles a los de apertura máxima variable.

En cualquier caso, los zum rara vez ofrecen mayor luminosidad de f/2.8. Para conseguir objetivos más luminosos debemos buscar ópticas fijas, que llegan a abrir hasta f/1.2 e incluso f/0.95.

Aunque en la calidad de un objetivo influyen más factores que la luminosidad, suele coincidir que los objetivos más luminosos consiguen mayor calidad y por eso se considera popularmente que cuanto más luminoso sea un objetivo mejor será. No obstante, ambos conceptos no están relacionados por necesidad sino que los fabricantes destinan más recursos de investigación y desarrollo para objetivos luminosos.

Hay quien denomina «velocidad de un objetivo» a su luminosidad. En rigor, este término es incorrecto. Tiene su origen en la posibilidad de utilizar tiempos de exposición más breves cuando abrimos más el diafragma. Es decir, un objetivo más luminoso permite velocidades mayores. De ahí que se diga que un objetivo es «veloz» al ser más luminoso.