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Muchos de los aspectos explicados en el capítulo en el que hablábamos de cómo fotografiar con luz débil se podrían aplicar para la fotografía de espectáculos. Esta, sin embargo, tiene unas peculiaridades y necesidades diferentes que conviene que conozcas antes de enfrentarte a ella.
Según lo que explicamos cuando hablamos de la naturaleza de la luz, la luz que ilumina un espectáculo es artificial. Es decir no ilumina el sol o el fuego, sino focos de diferentes tipos que maneja un técnico según su gusto o las necesidades del guion. Sin embargo, a efectos de trabajo podemos considerarla natural en el sentido de que no podemos modificarla a nuestro antojo; nos la encontramos y debemos aprender a trabajar con ella igual que la luz del sol, la luna o el fuego. En rigor, las únicas fuentes de luz natural.
Por desgracia, comprobamos en muchas representaciones como personas, ignorantes de fotografía, molestan tanto al público como a los artistas disparando flashes que, además de estorbar, poco van a ayudar a sus fotografías.
Esto nunca se debe hacer porque:
En un espectáculo vamos a encontrar sujetos en movimiento –mucho o poco dependerá del tipo de espectáculo– y poca luz. Además, un alto contraste entre las zonas iluminadas y las que no reciben la luz. Circunstancias difíciles que determinarán nuestras decisiones.
Como casi siempre que fotografiamos escenas con mucho contraste, se obtienen los mejores resultados midiendo a la luz. En este caso, además, la acción transcurre en la luz y poco importa lo que haya en las sombras. El técnico de luces se encarga de iluminar lo que quiere que se vea y ahí debemos fijar nuestra atención y nuestro fotómetro.
Podemos utilizar alguno de los programas semiautomáticos. Si se trata de un espectáculo con mucho movimiento priorizaremos el tiempo de exposición. En caso contrario, podemos priorizar al diafragma.
Nos veremos obligados a subir el ISO tanto como nuestra cámara nos permita sin que llegue a aparecer ruido molesto. Para esto recomendamos conocer bien el equipo y saber hasta donde podemos llegar con resultados óptimos.
El diafragma será uno de nuestros aliados. Normalmente, la profundidad de campo no supone un problema porque nos encontraremos lo suficientemente lejos como para que casi todo salga enfocado. Por ello, abriremos todo lo que nos permita el objetivo que estemos utilizando.
Mucho cuidado si usas un objetivo zum con apertura máxima variable en función de la distancia focal porque puede jugarte una mala pasada. Dado que vamos a trabajar siempre a máxima apertura, si tienes el zum en la posición angular y un diafragma de f/3,5, cuando varíes la distancia focal, automáticamente el diafragma se cerrará y la foto puede quedarte oscura. Si pretendes fotografiar espectáculos con frecuencia, te recomendamos que inviertas en un objetivo de apertura máxima constante. Si tu presupuesto no te permite llegar a un f/2,8, hay muchos modelos f/4 constante que ofrecen muy buenos resultados.
Nos queda únicamente la variable del tiempo. Por desgracia, en la mayoría de los casos, tampoco podremos establecer el que nos gustaría. Si hay luz suficiente, podremos elegir exposiciones breves, pero si la luz escasea, ampliaremos el tiempo hasta el punto en que los sujetos no aparezcan movidos.
Esto dependerá mucho del tipo de espectáculo que estemos fotografiando. No será lo mismo un baile en el que debemos fijar tiempos muy breves para que los bailarines no aparezcan movidos, que un recital de un cantante que apenas se mueve o un monólogo de un actor que apenas agita las manos.
Por desgracia, en muchas ocasiones, no elegiremos los valores de exposición que más nos gustarían, pues no podemos escoger la luz del escenario y más de una vez nos tocará trabajar con el diafragma abierto a tope, el ISO subido a lo máximo que permita nuestro equipo y la velocidad justa para que los sujetos no aparezcan movidos.
Jugamos con la ventaja de que, aunque se muevan mucho los focos, la luminosidad general varía poco y una vez ajustados los parámetros al principio de la representación, por regla general podremos concentrarnos en lo que sucede sobre el escenario en vez de en la medición de luz.
El enfoque tampoco suele suponer un problema. Aunque haya poca luz, casi siempre basta para que funcione bien el AF. Situarlo en modo continuo o simple dependerá del tipo de espectáculo y de los movimientos que realicen los sujetos.
La distancia focal dependerá del tamaño del escenario, de donde estemos colocados y de los permisos de que dispongamos. Si tenemos libertad total, hay que recordar que los angulares otorgan expresividad e involucrarán al espectador de la foto en la escena. Los teleobjetivos aplanan la imagen y transmiten una sensación más fría y ajena, aunque también nos pueden aproximar más a los gestos del intérprete o a detalles de su cuerpo.
El respeto máximo tanto al público como a los artistas debe prevalecer durante el trabajo. Para empezar, apagaremos todos los sonidos de nuestra cámara y, si dispone de modo silencioso, lo activaremos. En este sentido, las cámaras sin espejo juegan a favor, pues su obturador electrónico permite disparar en absoluto silencio. Las réflex, aun en modo silencioso, suenan y en una obra de teatro, por ejemplo, molestan.
Nuestros movimientos también han de realizarse con la máxima discreción y sigilo. Evitaremos interferir la visión del público sin olvidar que los protagonistas están sobre el escenario y nosotros sólo somos testigos invisibles de lo que sucede.
Si te interesa la fotografía de espectáculo y quieres poner en práctica los consejos que aquí te hemos dado, busca la agenda cultural de tu zona. Habla siempre que puedas con la organización. En muchos casos no tendrás problema, en otros tendrás que acreditarte. Muchos artistas de alto nivel piden un porfolio del fotógrafo antes de conceder la acreditación. Por eso te interesa empezar por espectáculos sencillos y asequibles donde no te pidan nada y puedas ir cogiendo experiencia.
No te desanimes por los primeros fracasos y practica todo lo que puedas. Como casi todas las disciplinas, con experiencia llegarás a conseguir magníficas fotografías de espectáculos.