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A veces queremos acercarnos mucho a un objeto para tomar una fotografía en detalle. Sin embargo, el objetivo que tenemos puesto se vuelve loco y no consigue enfocar. Esto se debe a que todos los objetivos tienen una distancia mínima de enfoque que evita que podamos acercarnos al sujeto todo lo que queremos. En esos casos no nos queda más remedio que recurrir a los objetivos macro o utilizar accesorios de acercamiento –anillos o tubos de extensión, fuelles, lentes de acercamiento o anillo inversor–.
Los objetivos macro están específicamente diseñados para enfocar a distancias cortas con el fin de conseguir un factor de ampliación de 1x (1:1). Podemos encontrar objetivos macro con distancias focales entre los 45mm y 200mm aunque los más habituales rondan los 60 mm para APS-C y los 100 mm para el formato de 35mm. Se caracterizan, además, por proporcionar una profundidad de campo muy reducida.
Este tipo de objetivos suponen la mejor opción para un uso frecuente en macrofotografía. Se acoplan a la cámara como cualquier otro objetivo y no requieren accesorios adicionales. Además, la mayoría de ellos enfocan también al infinito. Esto permite que se puedan utilizar con normalidad para cualquier otro uso acorde a su distancia focal.
Puesto que están pensados para enfocar a cortas distancias, el motor de AF suele trabajar con mayor lentitud que en otro tipo de objetivos ya que tiene que realizar un recorrido mayor. Para solucionar este problema, gran parte de objetivos macro incluyen un conmutador que permite limitar las distancia de enfoque a las que queremos trabajar. Así no se obliga al motor a realizar todo el recorrido.
Si contamos con un presupuesto reducido y sólo queremos realizar tomas macro eventualmente, podemos incorporar tubos o anillos de extensión a un objetivo convencional. Se trata de unos anillos que se interponen entre el objetivo y el cuerpo de la cámara para aumentar la distancia entre la última lente y el plano focal. De este modo se reduce la distancia mínima de enfoque. Cuanto más largo sea el tubo, mayor será el aumento. En este caso, aunque en teoría podría servir cualquier objetivo, resulta preferible uno de 50 mm fijo para que funcione mejor el enfoque.
Estos tubos no contienen elementos ópticos pero pueden llevar conexiones electrónicas para mantener la comunicación entre el objetivo y la cámara. Así puedan seguir funcionando los automatismos. No obstante, el enfoque automático puede verse penalizado y en muchas ocasiones habrá que enfocar a mano.
Estos accesorios reducen la cantidad de luz que le llega al sensor por lo que hay que aumentar la exposición. Por ese motivo resultará muy útil trabajar con luz abundante o con un trípode. En cualquier caso, en la fotografía macro, aunque se trabaje con objetivos macro, resulta muy conveniente utilizar trípode y/o mucha luz debido a la escasa profundidad de campo.
Otra alternativa interesante a los objetivos macro la encontramos en los anillos inversores. Se basan en la teoría de que al dar la vuelta a cualquier objetivo las distancias se acortan igual que cuando de pequeños jugábamos a dar la vuelta a los prismáticos para alejar los sujetos.
En realidad, no haría falta ningún accesorio, bastaría dar la vuelta al objetivo para conseguir enfocar muy de cerca. Pero sujetar la óptica con la mano mientras se realiza la toma resulta complicado y corremos el riesgo de ensuciar el sensor. Por ese motivo, el anillo inversor permite afianzar el objetivo en la cámara. Eso sí, los automatismos desaparecen.
También existen cristales especiales que se ajustan en el filtro de la parte frontal del objetivo de la cámara y actúan de forma muy parecida a una lupa. No se producen cambios en las funciones de la cámara, si bien, puede que el enfoque automático no funcione correctamente. El fotómetro, por el contrario, funciona con normalidad. Estas lupas tienen un coste muy reducido pero no son recomendables cuando se buscan fotografías de calidad.
Es muy fácil que se produzcan imágenes borrosas al tomar fotografías en primer plano. Esto se produce porque el aumento no sólo incrementa el tamaño de la imagen, sino también cualquier movimiento. Existen dos tipos de movimiento que es necesario resolver, el de la cámara y el del sujeto. El de la cámara resulta inevitable si se sujeta con las manos porque nunca podrán permanecer totalmente quietas y, además, al presionar el botón del obturador se producirá un movimiento adicional que resulta más perceptible en la macrofotografía que en la fotografía normal. De ahí la recomendación de utilizar trípode.
Incluso si la cámara está apoyada sobre una base firme, es posible que se produzca un ligero movimiento al presionar el botón del obturador. Para evitar esto, se puede utilizar un disparador remoto. Si no se dispone de este accesorio puede ajustarse el temporizador con un retardo breve: al presionar el botón del obturador, se eliminará el movimiento antes de que se dispare el obturador.
La longitud focal afecta al aspecto y tamaño en que se muestran los objetos en la imagen, de tal manera que a mayor distancia focal, mayor tamaño aparente. Como vimos, los teleobjetivos tienden a acercar los objetos lejanos y alejar los cercanos por lo que se consigue una sensación de cercanía y aplanamiento de las imágenes. Por el contrario, los objetivos de ángulo de visión amplio alejan más los sujetos lejanos y acercan los que están cerca. Esto ocasiona mayor sensación de perspectiva y que los objetos lejanos aparezcan más pequeños.
El factor de ampliación o relación de reproducción de un objetivo, es la razón entre el tamaño de un objeto en la imagen del plano focal y el tamaño de ese objeto en la realidad.
Podemos encontrarlo expresado de dos maneras diferentes:
P:R (Siendo P la medida en el plano focal y R la medida Real) si el objeto a fotografiar mide 1 metro de altura y en la imagen proyectada por el objetivo mide 20cm. el factor de ampliación es de 1:20.
P/R seguido de una x. Siguiendo con el ejemplo anterior, se expresaría como el resultado de dividir 20/100 es decir 0,05x
El factor de ampliación depende también de la distancia mínima de enfoque y resulta de especial importancia en los objetivos macro, donde se buscan factores de reproducción de 1:1.