Llámanos: 910088826
Correo electrónico:
estudio@fotoefe.es
La dirección de tu empresa
Plaza Pablo Picasso, 2. Rivas-Vaciamadrid
La cámara fotográfica y el ser humano no ven de la misma manera. Lo hemos mencionado varias veces a lo largo de este curso. Una de estas diferencias radica en que la máquina sólo puede reflejar dos dimensiones mientras que el ojo percibe espacio y profundidad. Debido a esta carencia, cuando tomamos fotografías debemos buscar elementos que confieran tres dimensiones a la imagen plana.
Lo hablado hasta ahora sobre líneas afecta de manera significativa al modo de representar los espacios. Especialmente las diagonales y, por tanto, los triángulos. De hecho, como se ha mencionado, se utilizan con frecuencia estos recursos para expresar distancias y volúmenes.
El recurso de enmarcar el motivo funciona siempre. Además de lograr el fin propuesto, aporta un encanto especial a la fotografía. Consiste en colocar un elemento en primer plano que encuadre el motivo principal. De este modo centramos la atención en el punto sobre el que queremos llamar la atención. Esto permite, además, ocultar detalles molestos o avivar una imagen con colores diferentes a los del motivo principal.
Además de los evidentes marcos arquitectónicos –puertas, ventanas, arcos,…– , elementos naturales como ramas o rocas, se encuentran con facilidad y resultan muy apropiados para enmarcar. Por regla general, cuando los marcos en primer plano son más oscuros que el tema principal distraen menos la atención sobre éste y conducen la mirada del espectador hacia donde deseamos. También podemos jugar con la profundidad de campo para lograr el mismo objetivo.
Aunque los marcos cerrados funcionan muy bien, podemos lograr el mismo resultado con marcos sugeridos, es decir, con el cierre implícito.
Las imágenes parecen más tridimensionales cuando incluyen elementos en distintos planos: un primer plano, una distancia media y un fondo. Podemos transmitir este espacio utilizando en primer término elementos que lleven al espectador dentro del encuadre hacia un punto central. Una calle, un río o una hilera de árboles logran este efecto pero si, además, incluimos en primer término un elemento que refuerce las líneas diagonales, se acentuará el efecto.
Ya explicábamos en otro capítulo las posibilidades creativas que ofrece la elección del punto de enfoque. Además de lo que dijimos en su momento, el enfoque selectivo resulta útil para transmitir sensación de espacio y profundidad a través de la diferencia de planos.
Las variaciones de tamaño de los objetos en función de su posición dentro de la fotografía dan mayor sensación de profundidad mayor debido a que los juicios de distancia en la vida real se basan principalmente en las diferencias aparentes de tamaño entre los objetos a diferentes distancias.
Por ejemplo, una hilera de objetos –que sabemos del mismo tamaño– en la que el más cercano aparece en la imagen mayor que el resto nos da una idea aproximada de la distancia que los separa.
El mismo efecto se produce con objetos que tienen tamaños muy diferentes si colocamos en primer término al mayor de ellos. Esta técnica resulta especialmente útil para dar volumen a motivos planos. Así, en vez de fotografiar directamente la fachada de un edificio, colocar en primer término una farola resulta frecuente y práctico. Para lograr esta sensación ayuda la utilización de un objetivo gran angular.
Al aislar un elemento de su entorno se puede perder la sensación de tamaño. Es posible provocar de manera deliberada este efecto para confundir al espectador con el tamaño de los objetos. Sin embargo, si se desea ofrecer información sobre el tamaño real de lo que se está fotografiando, habrá que incluir algún elemento de tamaño conocido –una persona, por ejemplo– para proporcionar la información de tamaño.
Ya hemos mencionado que las líneas ayudan a crear la sensación de perspectiva que indica la profundidad del lugar fotografiado. Cuando parten desde la cámara en paralelo parecen converger uniéndose al final en lo que se conoce como punto de fuga.
Según el tema y el ángulo de toma, este punto puede hallarse dentro o fuera del encuadre. Si en la imagen aparecen dos pares de líneas paralelas formando ángulo, puede haber dos puntos de fuga. Este efecto se intensifica bajando el punto de vista o utilizando un gran angular.
En muchas fotos de paisaje la atmósfera puede crear sensación de profundidad y distancia aunque no existan otros elementos de perspectiva.
Esto se debe a que las partículas que flotan en el aire producen un velo sobre el paisaje que apenas se nota cuando el sujeto está próximo a la cámara pero que aumenta con la distancia difuminando los tonos y colores de las partes más lejanas del motivo.
A este fenómeno se le denomina perspectiva atmosférica y se logra mejor con objetivos largos que con grandes angulares. También es posible aumentar la perspectiva atmosférica incluyendo en primer plano formas precisas y bien definidas y dejando en el fondo el objeto nebuloso.